La buena fe en nuestro ordenamiento jurídico se entiende como la forma que las partes de un contrato deben cumplir sus obligaciones y si se trata de un litigio, del cómo los abogados deben conducir su actuar frente a la contraparte y ante el Juez en el proceso.
La ética, desde lo legal o jurídico, se ha entendido de dos formas. La primera es aquella
que debe respetar el abogado y que se encuentra inmersa en el código de ética profesional,
código orgánico de tribunales o el código penal y, la segunda, aquella forma de actuar regida por
la moral y las buenas costumbres, que el letrado debe respetar, más allá de estar o no recogido en
un texto legal.
Con la aplicación de la inteligencia artificial a las ciencias jurídicas y a la Ciberseguridad,
nos hemos encontrado con una seria de dudas, problemas y cuestionamientos por parte de la
sociedad.
Lo mejor al hablar de temas que para algunos pueden ser dogmáticos y para otros,
etéreos, es traerlos a la esfera terrenal a través de ejemplos.
El primer ejemplo a tratar, surge como consecuencia del uso indiscriminado por parte de los estudiantes Universitarios, de ChatpGTP, para generar sus tareas y tesis y así “ahorrar” tiempo y estudio en las mismas, algunas Universidades de Estados Unidos como la Universidad George Washington de Washington., la Universidad Rutgers de New Brunswick, Nueva Jersey, y la Universidad Estatal de los Apalaches en Boone, Carolina del Norte, los profesores han comenzado a cambiar la forma de realizar dichas pruebas y exámenes, reemplazándolos por preguntas más sofisticadas e ingeniosas, solicitando a los alumnos que escriban sobre sus propias vidas y eventos actuales de su comunidad y en algunas de esas Universidades incluso están solicitando que las pruebas y exámenes sean entregadas dentro de la hora de clases, de puño y letra del alumnado.
El segundo ejemplo, se trata del uso del ChatGPT en un juicio. En estos días se dio a
conocer la noticia de un Abogado que demandó a la aerolínea Avianca por un accidente que tuvo
su representado y que habría utilizado la mentada herramienta para realizar una presentación,
citando diversa jurisprudencia que favorecía su postura, pero, para desgracia del letrado, la
jurisprudencia citada por el Chatgpt, era falsa, ante lo cual se excusó señalando que “se arrepentía
tremendamente de haber utilizado inteligencia artificial durante su investigación”, prometiendo
que nunca volvería a hacerlo en el futuro sin tener certeza absoluta de la veracidad de los datos. El
problema al parecer es mayor aún puesto que si bien el Abogado pertenece a un Estudio de
Abogados, no estaría certificado para poder litigar en el distrito, doble falta ética. Incluso en este
caso, al menos en nuestra legislación, se podría dar la figura penal de estafa procesal o residual, la
cual ocurre al presentar pruebas falsas en juicio.v
Como consecuencia de lo anterior, se han generado programas que pueden comprobar o al menos dar luces de que un texto ha sido elaborado en base a inteligencia artificial, entre ellas se encuentra GPTZero.
En base a dos simples ejemplos, de aquellos que se han conocido y salido a la luz pública o
más bien “han sido descubiertos”, debemos revisar el concepto de ciberética, que es el estudio
filosófico y un código de comportamiento responsable respecto del uso de internet y de sus
herramientas. Para ser buenos ciudadanos cibernéticos, debemos emplear los principios básicos
de la ética cibernética.
Lo anterior significa aplicar los principios de buena fe y ética profesional, tanto a nivel
educacional como profesional, en relación con la carrera de Derecho, incluidos abogados, jueces y
auxiliares de la administración de justicia. La idea central de la tecnología es precisamente ser una
herramienta de apoyo y ayuda en la resolución de los problemas que plantea el mundo
profesional para así, unido al estudio y conocimiento del letrado, podamos llegar a la mejor
asesoría posible, para que el cliente obtenga el mejor servicio que se le pueda entregar.
El rol de Abogado, así como el de otras profesiones, deberá adecuarse y encontrar su lugar en el cambio de época que enfrentamos, totalmente digitalizado y, unido el gran desarrollo que tiene la Inteligencia Artificial y su uso, muchas de las tareas mecánicas que se realizan, como precisamente buscar jurisprudencia o doctrina para el caso en particular que se analizó, será clave realizar un estudio y chequeo de aquello que nos proporcionan estas herramientas tecnológicas, las cuales se encuentran en grado de desarrollo y precisamente, pueden proveernos de información desactualizada o derechamente falsa.
Como señala el Hacker Español, Chema Alonso, por ahora el ChatGTP es un copión y acusete, no más que eso, recopila información, pero no discrimina si es verdadera, falsa o está desactualizada, pero llegará el momento en que será parchada dicha falencia y ahí será la ética y buena fe la que nos debe mover en el correcto uso de la tecnología, puesto que de otra forma, si el servicio encomendado lo puede realizar directamente el cliente, ¿para qué pagar por la asesoría de un Abogado, en base a sus conocimientos y experiencias, si al final del día descansará en el resultado de la IA y la presentación la puede realizar un abogado recién titulado?
La aplicación de los principios de buena fe y ética profesional rige de igual forma en
relación a la contratación de servicios tecnológicos y de Ciberseguridad, esperemos que con la
masificación de la tecnología y con el conocimiento que irán adquiriendo Accionistas, Directores y
Gerentes de Empresas, se pueda chequear, sin tener que recurrir a una auditoria por parte de un
tercero o bien esperar ser víctimas de un ciberataque, para corroborar que los servicios
contratados, sean efectivamente los prestados. Casos varios podríamos comentar, en cuanto a la
venta de humo y no de servicios TI de algunas empresas del mercado, pero la ética y buena fe,
gobierna esta columna, no la decoloraremos.
El definitiva la Inteligencia Artificial y Blockchain, en cuanto a su correcta aplicación,
descansa por ahora en el ser humano, la cual conlleva ahorro de costos, eliminando precisamente
al intermediario, cuidemos que, antes de saber si tendremos un rol relevante en el apogeo de la
era digital 4.0 y entrando casi a la era 5.0, no seamos nosotros mismos quienes con conductas
como las descritas, nos auto eliminemos de la ecuación.
Al parecer el dicho que reza “hecha la ley, hecha la trampa” sufrirá una adecuación a la
altura de esta nueva era digital, “Hecha la ley, aplicada la IA”.
Saquen uds, sin consultar a ChatGPT, sus propias conclusiones.